Conjunto Quelentaro: Huella campesina (1968)

Segundo álbum del Conjunto Quelentaro, quinteto formado en ese entonces por Gastón Guzmán, Eduardo Guzmán, Valericio Leppe, Eladio López y Arinaldo Álvarez. Fue publicado por el sello EMI-Odeon en 1968 con el número de serie LDC 35057. En el Lado A incluye el tema Coplas a Don Manuel Jesús, canción de larga duración que los hermanos Guzmán dedicaron a su padre, a través de la cual grafican la dura vida que debía atravesar el campesino chileno.

Dice en la contraportada del LP original:

En un plazo relativamente breve aparece el segundo disco “LP” grabado por el Conjunto QUELENTARO.

Cuando lanzamos el primero, tuvimos secretamente el temor de que ese mensaje criollo, tan personal, tan intenso, no pudiese superar la algarabía de los ritmos bailables en boga, para llegar al gran público con su acento cargado de humanidad y sentimiento.

Felizmente, parece que el público esperaba algo así, casi sin saberlo.

En la actualidad, no hay en Chile cantores cultivadores de la copla, poetas campesinos creadores e improvisadores, del fuste y la personalidad de los componentes de Quelentaro, capaces de comunicarse con el público ciudadano actual.

Sólo QUELENTARO lo ha logrado.

Pero todo lo precedente era válido hasta el disco anterior.

Ahora presentamos “HUELLA CAMPESINA”, con las palabras de uno de los integrantes del conjunto:

PRESENTACION
Si tiene como yo una padre provinciano
y que de niño le escuchó leyendas
y que bajó del cerro como arroyo rojo,
forjao a punta de hacha y de coyundas,
que a veces se durmió con un galopé turbio
o se amaneció.
Si tiene un padre al que no conoció,
un padre que se tome un trago y crea en Dios,
que lo crió a filo de jornales,
que se llame Manuel, Francisco u qué se yo
y, que sepa si la leña es buena
o cuantas pariciones da una oveja,
y que hable de menguantes y de hierbas
del demonio y el Señor
y seremos hermanos en sangre y herramientas,
en deudas y sudor.
Si tiene como yo un padre curtido por el sol,
un padre hombre, cómo no seremos hermanos, sí señor.
Y si su padre se le fue una tarde,
repita entre dientes conmigo
una que otra copla que me salió al camino.
Hermano, te invito a repetir en silencio
un intento para don MANUEL JESUS.
EDUARDO GUZMAN MUÑOZ

Después de este segundo disco, permítasenos decir humildemente que debemos revisar una vez más nuestras ideas, nuestra opinión sobre estos cantores.

El suscripto ha seguido de cerca las inquietudes de estos excelentes folkloristas, enemigos del lucimiento personal y de los lauros publicitarios. Hay, especialmente, uno entre ellos — que no nombro para no herir su modestia — que está como cumpliendo una larga misión vocacional en su vida, dedicada a reivindicar recuerdos, muchas vidas en una, a través de los sencillos y profundos versos campesinos que compone.

Este cantor tiene mucho que decir; parece el compendio del dolor y el amor del hombre nacido de la tierra.

Y sus versos serán infinitos, como infinito es el símbolo que encarna: ese mismo hombre nacido del paisaje, rudo y sereno, fuerte y elocuente en sus palabras y en sus silencios.

Quelentaro nos maravilla con coplas campesinas e interpretaciones folklóricas auténticas. Ojalá su mensaje de humanidad franca y leal sea comprendido por toda la gente de esta tierra.

R. NOUZEILLES
(Director Artístico)