Pablo Neruda: Elegía para cantar

Pablo Neruda

A Violeta Parra

I

¡Ay, qué manera de caer hacia arriba
y de ser sempiterna, esta mujer!

De cielo en cielo corre o nada o canta
la violeta terrestre:
la que fue, sigue siendo,
pero esta mujer sola
en su ascensión no sube solitaria:
la acompaña la luz del toronjil,
del oro ensortijado
de la cebolla frita,
la acompañan los pájaros mejores,
la acompaña Chillán en movimiento.

¡Santa de greda pura!

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Quelentaro - Lonconao

Quelentaro: Lonconao (Teatro Gran Palace, 1985)

El golpe militar de 1973 obligó a la separación temporal del dúo Quelentaro. Mientras Eduardo Guzmán tuvo que partir al exilio, su hermano Gastón se quedó en Chile. Pero esto no significó que cesara su actividad musical.

Durante los años 70-80 Gastón Guzmán, en solitario, mantuvo vivo el espíritu y el nombre de Quelentaro, realizando varias presentaciones. Una de ellas tuvo lugar el año 1985 en el desaparecido Teatro Gran Palace. En esa oportunidad, Gastón interpretó uno de los temas más potentes de aquellos que conformaron el repertorio del dúo: Lonconao.

Afortunadamente, de aquella presentación se guardó un registro audiovisual que ha sido compartido a través de internet, para que algunos puedan recordar, y otros podamos experimentar la emoción de un concierto al que no tuvimos oportunidad de ir.

Lonconao es un tema que, pese a los años, mantiene toda su vigencia, por eso —y no sólo por nostalgia— es que ahora aprovecho de compartirlo. Porque hoy, más que nunca, tenemos la obligación de ser todos: ¡¡Lonconao!!

Lonconao

Solo, por los callejones,
fantasma de algún pasado,
nadie me miró pasar.

Mi tristeza te seguía,
por el revés de tus pasos
fui a la raíz de mi pueblo
todo mi ancestro araucano.

Una lanza por los brazos
y el corazón levantado.

No fue por guerra, no fue,
porque quebraras tu lanza,
no fue por miedo, no fue
porque bajaras el hacha.

Que fue a traiciones y a engaños
que fue a mentira y a trampas.

Hoy, doblado por la vida
con la manta desbocada
con un saco en las espaldas
con un tarro por las manos
recogiendo los mendrugos.

Es que no olvido tu raza
es que no olvido tu lanza.

Que han hecho Lonconao
de mi sangre primera
doblado en el alcohol
voy contigo en el llanto.

Bisnieto de algún indio
que tengo pómulos altos,
bisnieto del cacique
me doblaron a engaños.

Mi corazón te persigue,
la lanza de mi canto
va encendida de gloria
al malón de las peñas.

Festejando a cantares
tu arrogancia de cardo
pacentero en mi copla
también llevo en las venas
un resto de araucano.

Podrán, podrán abajarme el canto
si tengo pómulos altos?
y este pelo medio chuzo
y este montar a caballo
y la vieja de mi madre
con los ojos achinados.

Mi agüelo muerto a los leones
por querer cazarlo a lazo
y mi padre analfabeto
dirigiendo el sindicato.

Toda una vida guerreando
y los cabros en la escuela,
mi señora batallando
somos todos Lonconao.

Y me levanto en el tiempo
siguiendo un destino claro
y voy a jugar a salir
del pozo del desamparo
y voy a ensartar las coplas
al centro del atropello.

Y voy a clavar el hacha
al cráneo de la injusticia.

Y voy a dar un galope
buscando el centro del canto
y voy a seguir luchando
por mi pueblo libertario.

Podrán abajarme el canto
si tengo pómulos altos?
y este pelo medio chuzo
y este montar a caballo
y la vieja de mi madre
con los ojos achinados.

Mi agüelo muerto a los leones
por querer cazarlo a lazo
y mi padre analfabeto
dirigiendo el sindicato.

Toda una vida guerreando
y los cabros en la escuela
mi señora batallando.

Somos todos…
Somos todos…
¡¡Lonconao!!

Exclusivo: Testimonio de Eduardo Yáñez, una de las últimas personas en ver con vida a Víctor Jara

Eduardo YañezEl compositor chileno Eduardo Yáñez fue una de las tantas personas detenidas en los primeros días de la dictadura militar, siendo conducido al Estadio Chile. En este recinto se encontró con su amigo Víctor Jara, con quien tuvo la oportunidad de intercambiar algunas palabras… fueron las últimas que pudo escuchar de Víctor, quien sería asesinado poco después.

El año 2009, a petición mía, que en ese momento oficiaba como director de PERRERAC, Eduardo plasmó en papel los recuerdos de aquella última conversación con Víctor, donde nos cuenta parte de los sentimientos que cruzaban al cantautor en aquel momento.

Hoy que el nombre de Víctor Jara vuelve a llenar los medios de prensa, luego de que la justicia chilena sometiera a proceso a los sujetos que han sido sindicados como autores de su homicidio, vuelvo a publicar este artículo de Eduardo Yáñez, pues me parece un testimonio invaluable que no debe quedar en el olvido.

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Víctor Jara

Víctor Jara: Canción del soldado (una canción premonitoria?)

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Durante varios años Víctor Jara mantuvo un estrecho vínculo con Quilapayún, desempeñándose como su director artístico, aproximadamente entre los años 1966 a 1969. En este contexto, en 1966, Víctor escribe una canción (Canción del soldado) que él no llegaría a grabar, pero que Quilapayún incluyó en su disco Quilapayún 3, de 1969. En ésta, Víctor le pide a un soldado que por favor no le dispare.

Conociendo la historia de lo que ocurriría con Víctor Jara sólo algunos años después, cabe preguntarse si aquella no era una canción, en cierto modo, premonitoria, que adelantaba los últimos momentos de vida de Víctor.

Canción del soldado (o Soldado, no me dispares)

Soldado, no me dispares
soldado.
Yo sé que tu mano tiembla
soldado, no me dispares.

¿Quién te puso las medallas?
¿Cuántas vidas te han costado?
Dime si es justo soldado
con tanta sangre ¿Quién gana?
Si tan injusto es matar,
¿por qué matar a tu hermano?