A Violeta Parra
La gran placenta de la tierra la está pariendo cuotidianamente, como a un niño de material sangriento e irreparable, y el hambre milenaria y polvorosa de todos los pueblos calibra su vocabulario y su idioma folklórico, es decir, su estilo, como su destino estético y no a la manera de las categorías.
Por eso es pueblo y dolor popular, complejo y ecuménico en su sencillez de subterráneo, porque el pueblo es complejo, sencillo, tremendo e inmortal, como sus héroes, criado con leche de sangre.

La obra del escritor uruguayo Mario Benedetti ha sido visitada reiteradamente por músicos que han utilizado sus poemas para construir canciones. Un ejemplo de ello es “Por qué cantamos”, poema que apareció en el libro Cotidianas (1979), que ha sido musicalizado en diversas ocasiones, siendo la más famosa de ellas la composición que hiciera Alberto Favero, y que popularizara Nacha Guevara. Ésta ha sido además interpretada por otros artistas como Juan Carlos Baglietto y Sara González.
Silvio Rodríguez recita el poema Halt!, del escritor cubano Luis Rogelio Nogueras, en el que éste se pregunta cómo el pueblo judío, después de todos los horrores a que fueron sometidos a manos de los nazis, olvidaron tan fácil, y comenzaron a recorrer el camino que alguna vez siguieron sus propios captores. A continuación Silvio interpreta su canción “Sinuhé”.