Alfredo Zitarrosa: Zitarrosa (1967)

El mismo año que en Uruguay se publicó «Del amor herido«, en Argentina apareció el primer larga duración de Alfredo Zitarrosa editado en ese país, que llevó por título simplemente «Zitarrosa«. La edición la realizó el sello Odeon bajo el número de serie LDB 133. La estructura es casi la misma que la del disco publicado en Uruguay, excepto por Recordándote y El gato de las cuchillas, dos creaciones de Alfredo aparecidas previamente en el álbum Canta Zitarrosa (1966), pero que en este caso presentan versiones nuevas.

Dice en la contraportada de este LP:

Obviamente, por tratarse de mí no voy a hacer la presentación que se estila en estos casos, y si bien puedo decir que conozco al cantor, al autor de algunos de estos temas, al sujeto que resulto ser, en cambio no voy a poder asegurar que canta ni que compone como se debe. Ni siquiera lo hace como quiere, debo señalar más bien, y en resumen agregaría que compuso y cantó como pudo, los temas de este disco, que lo representan bastante bien.

Queda a cargo del oyente el juicio definitivo sobre todas las cuestiones que implican el cantar, el componer y el grabar para un público anónimo, cosas que vienen de adentro, que a uno lo definen mucho más de lo que acierta a confesarse, y que en suma —por añadidura— pueden considerarse cosas que nos han formado desde afuera, desde el mundo, a través de los demás, a través de los cantores y poetas que conocimos u oímos.

Por si quedan interesados en estas líneas concluiré diciendo que, en lo que se refiere a mi ubicación dentro de la nueva generación de cantores y/o compositores, no comparte el purismo de algunos ni el eclecticismo poco fundado de otros muchos. Canto como puedo, volvería a decir, como siento y quiero cantar. Aparte las teorías y posturas estéticas o históricas que puedan adoptarse con respecto al canto nuestro, considero ser el más importante aquel supuesto que hace a la libertad de creación y me parece que tal debería ser nuestra primera preocupación.

Lo demás son nuestras raíces y ésas, en mi caso, doy fe, están profundamente hundidas en nuestra tierra.

Alfredo Zitarrosa