Violeta Parra: La cueca presentada por Violeta Parra. El folklore de Chile Vol. III (1959)

Tercer LP publicado por EMI de música folklórica chilena recopilada por Violeta Parra. Reúne 24 cuecas recogidas por Violeta entre noviembre de 1957 y enero de 1958 en la zona que media entre Santiago y Concepción, gracias a los auspicios de la Universidad de Concepción. En el disco además se incluyen breves comentarios de Violeta, referidos a esta expresión de arte popular que, con el tiempo, se convertiría oficialmente en el baile nacional de Chile. Acompaña a Violeta su hija Isabel Parra en la interpretación de dos composiciones: Cueca del balanceEn la cumbre de los Andes.

La primera edición del LP incluyó un librillo escrito por Gastón Soublette, que incorpora comentarios sobre la cueca y el trabajo de recopilación realizado por Violeta, que reproducimos a continuación:

LA CUECA

La cueca es, sin duda, la más difundida de las danzas populares chilenas y la más característica de las formas musicales de nuestro folklore.

Dado que no es éste un tratado acerca del folklore, sino una recopilación, no entraremos aquí a hablar sobre su origen histórico, aspecto que ha sido tratado ya ampliamente por muchos investigadores, sino que nos limitaremos tan solo a su análisis como forma musical y literaria.

Desde el punto de vista de la composición musical, la cueca, como la mayoría de las formas musicales folklóricas chilenas, tiene un ritmo de 6/8 y está basada íntegramente en dos frases musicales que se responden la una a la otra. El desarrollo de la misma está construido únicamente a base de repeticiones de estas dos frases en el orden siguiente: I-II-I-II-I-II-I-II-I-II-I; como se puede apreciar en cualquiera de los ejemplos que figuran a continuación.

Desde el punto de vista literario, la cueca se compone de tres partes: la cuarteta, la seguidilla y la cola. La cuarteta es, como su nombre indica, una pequeña estrofa de 4 versos octosílabos. Ej.:

La niña que está bailando
se le ve el borde e l’enagüa,
y al joven que la acompaña
la boca ya se le hace agua.

La seguidilla es una forma poética española que tiene siete versos, entre los que alternan los eptasílabos y los pentasílabos. Pero la seguidilla de la cueca chilena introduce dos innovaciones en la forma española; agrega un verso más y divide la estrofa en dos cuartetas. El verso agregado no es más que la repetición del cuarto, al que se agregan al fin las palabras “sí’ o “ay sí”. Ej.:

Esa niña que baila
tiene un pololo,
pero cuando va a misa
lo deja solo.

Lo deja solo sí,
siguen bailando,
esta cueca chilena,
que estoy bailando.

A veces la cola de la cueca consta de dos versos de carácter cómico, en los que se hace alusión a los bailarines y cantores. Es frecuente también que dicha cola no cumpla más que una función de relleno, como lo es en la cueca que estamos analizando, en la que se repiten los versos 2° y 4° de la tercera cuarteta, anteponiendo al primero la palabra “anda”:

Anda siguen bailando,
que estoy cantando.

Tal como ha sido escrita esta cueca sólo sirve para ser recitada, porque la cueca musical es más larga que la literaria, tanto en lo que se refiere a la extensión como al número de los versos. Para que pueda ser cantada, la cueca tiene que ser arreglada o rellenada. En primer lugar para hacer caber el verso literario en el musical hay que agregar a aquél unas palabras de relleno que toman el nombre de muletillas y que son bien conocidas del público, como por ejemplo: “la vida”, “mi vida”, “Si ay ay ay”, “negrito”, “caramba”, etc. En segundo lugar, el número de sílabas se aumenta para poder llenar toda la frase musical.

He aquí la cueca arreglada y rellenada:

La vida, la niña, la niña que está bailando,
la vida, se le ve, se le ve el borde e l’enagüa,
la vida, y al joven , y al joven que la acompaña,
la vida, la boca, la boca se le hace agua,
la vida, la niña, la niña que está bailando.

Esa niña que baila,
la vida, tiene un pololo,
pero cuando va a misa,
la vida, lo deja solo,
esa niña que baila,
la vida tiene un pololo.

Lo deja solo sí,
la vida siguen bailando,
esta cueca hualquina,
la vida que estoy cantando.

Anda siguen bailando,
la vida que estoy cantando.

Violeta Parra en sus investigaciones puede dar cuenta de la existencia de cuatro tipos de cuecas: la cueca común, cuyo plan acaba de ser descrito; la “Cueca Valseada”, que, como su nombre lo indica, se baila con paso de Vals, exagerado (sangoloteado), y las parejas tomadas (agarraítos). La forma perfecta de la cueca valseada se logra cuando intervienen cuatro parejas en el baile, que se cruzan en forma de diagonal. “Cueca Larga” es una forma especial que tiene gran cantidad de estrofas, que se intercalan después de la tercera cuarteta de la cueca. Se canta en aquellas fiestas en que algunos bailarines se vanaglorian de ser los mejores (fantoches).

La cuarta forma se llama “Cueca Larga del Balance”. Se canta en aquellos casos en que la fiesta empieza a decaer. Toma este nombre porque la cantora hace un verdadero balance de las personas de la fiesta y las va nombrando en el texto de la Cueca, obligándolas moralmente a participar en el baile. Ejemplo:

Mi vida que están ha, que están haciendo mirones,
ay morenito ay moreno, que no salen a bailar,
ay morenito ay moreno, que no salen a bailar,
mi vida y esos dos, y esos dos que están bailando,
ay morenito ay moreno, tamién queren descansar,
ay morenito ay moreno, que están haciendo mirones.
Mirones no querirnos,
mi vida por estos lados,
ay morenito ay moreno,
mi vida dijo el cuñado,
ay morenito ay moreno,
mi vida por estos lados,
por estos lados sí,
mi vida dijo mi abuelo,
ay morenito ay moreno,
mi vida con dos pañuelos,
con dos pañuelos sí,
mi vida salga Pedrito,
siga el balance,
siga el va y ven, siga el balance,
siga el va y ven, bailen la cueca, báilenla bien,
bailen la cueca, báilenla bien.
Báilenla bien ay sí,
mi vida que salga Rosa, siga el balance,
siga el va y ven, báilenla cueca báilenla bien,
siga el balance, siga el va y ven,
báilenla bien ay sí,
mi vida salga Juanito,
báilenla bien ay sí,
mi vida salga la Meche,
etc.

* * *

El 9 de noviembre de 1957, Violeta Parra se trasladó a Concepción para hacerse cargo de la investigación de la música folklórica de esa zona, llamada por la Universidad de Concepción. Con este viaje terminaba una importante etapa de sus actividades como investigadora del folklore nacional, y el fruto de toda la labor realizada hasta entonces fue una docena de discos, entre ellos 2 L. P. de diecisiete canciones y el primer volumen de música y poesía folklórica, que pronto saldrá a la publicidad por la Editorial Nascimento. En él está contenido lo mejor del material recopilado hasta ese año. El presente disco es el tercer L. P. de música folklórica chilena recopilada por Violeta Parra; él es el resultado del trabajo de investigación realizado por Violeta entre noviembre de 1957 y enero de 1958, bajo los auspicios de la ya mencionada Universidad. Contiene parte de las mejores Cuecas inéditas recopiladas en la Zona comprendida entre Santiago y Concepción.

Violeta Parra declara que las cuecas de la provincia de Concepción son las más hermosas de todo Chile, tanto por la melodía como por el texto; que casi siempre éste es de un carácter noble y poético y está lleno de bellas e ingeniosas figuras literarias, como podrá apreciarse por los fragmentos siguientes, que tanto contrastan con las cuecas de “zafarrancho” que se escuchan habitualmente:

Floreció el copihue rojo
en la montaña chilena,
que parece una guirnalda,
de ensangrentadas cadenas.

* * *

Y estos hermosos versos de amor:

Tengo de hacer un retrato
de tus ojos y los midos,
los midos por más humildes,
los tuyos por más ingratos.

* * *

Tus ojos moreno vide,
un dida muy de mañana,
que linda dicha de amor,
a través de tu ventana.

* * *

De los siete planetas que
que hay en el cielo,
cuatro giran en contra,
porque te quiero.

* * *

Bonita la cinta verde
y el galán que me la dio,
la puse por mi ventana,
vino el viento y la voló.

* * *

Versos refinados, de un delicado sentido poético, en los que la belleza se manifiesta de modo directo y clásico, como a través de insinuaciones, creando un ambiente con imágenes sencillas, como “aquella cinta verde que vino el viento y la voló”, o “aquellos planetas que giran en contra porque te quiero”.

El humor y el ingenio tampoco están ausentes; humor delicado, ingenioso e inocente como el de la poesía y la pintura medieval europea, como podrá apreciarse en los fragmentos siguientes:

La muerte se está bañando
en el puent’e la amargura,
le han robado las enaguas
por andar con sus locuras.

* * *

Peso veinte cuesta el ponche,
sesenta la limonada,
el que tiene plata toma,
el que no, no toma nada.

* * *

Quién tuviera la dicha
que tiene el adre (aire),
que siempre anda contigo
sin verlos naide.

* * *

El ser negra no es afrenta,
ni es color que quita fama,
el zapato negro luce
en el pie de cualquier dama.

Las Cuecas que ofrecemos ahora al público son 24 melodías encantadoras, frescas y primaverales, como las canciones trovadorescas.

Pero el material que Violeta Parra ha reunido en la zona de Concepción no es sólo el que figura en este disco; hay también gran cantidad de tonadas y cantos a lo divino, que serán publicados próximamente. Sólo en lo que se refiere a cuecas, hay en esta región material suficiente para una media docena de libros y son incontables los hermosos ejemplares inéditos que Violeta Parra tiene recopilados para futuras publicaciones.

No creemos necesario insistir sobre las dificultades del trabajo de investigación folklórica. Se requiere, desde luego, una persona con vocación de folklorista y con un entusiasmo y un tesón invencibles, considerando que para realizar esa labor es preciso organizar verdaderas expediciones y hacer, a veces, hasta proezas de andinismo para ir a lejanos parajes donde viven los cantores, que guardan por tradición aquel valioso tesoro de música y poesía popular. Violeta Parra, que es folklorista por sangre y por doctrina, no ha ahorrado ningún sacrificio y por el éxito de su empresa ha afrontado toda suerte de dificultades. Pero la más grande de todas no es, quizás, la de trasladarse de un lugar a otro, sino la de reconstruir los textos de las canciones. En efecto, dada la antigüedad de la mayoría de los cantos folklóricos y la paulatina pérdida de las tradiciones populares por el desarrollo de la vida urbana, muchas melodías y muchos textos se hallan incompletos, o lo que es más frecuente, mezclados con fragmentos de otros cantos, como podrá apreciarse por el siguiente ejemplo propuesto por Violeta Parra como el prototipo de la cueca “parchada” que hay que reconstruir:

Corre sur y corre norte,
corre puelche y travesida,
viva la rica mistela,
donde el agua no corrida.

Para qué me preguntas
qué vida paso,
qué vida pasaré,
queriendo un huaso,
queriendo un huaso, sí.

Si ella supiera
que por quererla tanto,
tal vez me muera.

Hace lo que te digo,
vente conmigo.

En tales circunstancias, Violeta Parra ha recogido los fragmentos, ha separado pacientemente las estrofas y versos que no pertenecen a una misma pieza y ha continuado pacientemente sus investigaciones, recorriendo pueblo por pueblo y rancho por rancho hasta dar con los fragmentos perdidos, porque lo que un cantor ha olvidado, otro lo recuerda. Lo mismo sucede con las melodías, pues en muchas ocasiones se ha comprobado que de las dos líneas melódicas que forman la cueca, algunos cantores recuerdan sólo la primera y rellenan con la segunda de otra cueca que se le asemeja.

Así, por la pérdida de las tradiciones populares en las nuevas generaciones, el folklore ha quedado algo estancado en la memoria de los ancianos, que no siempre es muy fiel. No quiere esto decir que no hay cantores jóvenes, los hay naturalmente, pero lo cierto es que la mayoría de los que proporcionaron a Violeta Parra el material de sus recopilaciones son gente de edad. Todas estas irregularidades nos dan a entender que el folklore chileno es como uno de aquellos antiguos frescos de catedral que se van borrando con el tiempo. Afortunadamente apareció a tiempo una Violeta Parra, justo en el momento en que, de continuar este estado de cosas, la pérdida pudiera haber sido irreparable.

La mayoría de las personas que proporcionaron el material para este disco son cantoras, mujeres de alma sencilla y encantadora, que en muchas ocasiones se presentaron voluntariamente en el domicilio de Violeta, debiendo venir desde muy lejos, al correrse la voz que una folklorista y cantora chilena estaba sacando del olvido nuestra música y nuestra poesía popular. Otras, dada la distancia y carencia de medios para trasladarse a Concepción, escribieron cartas afectuosas y bellas, con aquella escritura caligráfica que usaron nuestros abuelos, y en las que le enviaron los versos de sus cuecas, tonadas y cantos a lo divino, invitándola cariñosamente a visitar sus tierras y sus casas. La propia sirviente que tomó Violeta en Concepción era una cantora de hermosa voz y que poseía un repertorio que, aunque no muy vasto, era sí muy valioso. A ella debemos una de las más notables piezas de esta recopilación: “Dame de tu pelo rubio”.

Algo digno de mencionar en las cantoras de la provincia de Concepción es el manejo admirable que hacen de la guitarra. Todas, por insignificante que sea su voz, son eximias guitarristas, conocen todas las afinaciones del instrumento y todas las especies de acompañamiento. Daremos a continuación una breve explicación de estas afinaciones usadas por nuestras cantoras populares.

AFINACIÓN COMÚN.— Es aquella que se usa en todas partes del mundo.

POR SEGUNDA ALTA.— Es la más usada de todas. Consiste en afinar las cuerdas según el acorde de Do mayor, conservando el Mi de la cuerda prima. Toma el nombre de segunda alta, porque la segunda cuerda, para dar la tónica del acorde de Do, debe ser subida en medio tono.

En esta afinación las cantoras campesinas van llevando la melodía de todo lo que cantan, forma de acompañamiento que ellas llaman “haciendo hablar la guitarra”. También, según la tesitura de la voz de la cantora, el canto llevará la segunda voz del acompañamiento o marchará al unísono con él.

Se practican en esta afinación dos formas de acompañamiento. Uno, es el modo normal de pulsar las cuerdas con todos los dedos y otro que toma el nombre de “por trasporte” y que consiste en hacer un puente con los dedos extendidos, que se traslada sobre el encordado, transportando constantemente el acorde de la afinación, fluctuando entre la tónica, la dominante y la subdominante.

Algunas cantoras suelen alternar estas dos formas de ejecución, lo cual da motivo para un elegante y curioso juego en la mano. En la afinación por segunda alta, los cantores tocan la famosa cueca valseada, la mayoría de las veces sin canto, y cuyo punteo se asemeja al acompañamiento de cueca en arpa.

POR TERCERA ALTA.— En esta afinación la guitarra debe ajustar sus cuerdas a los intervalos del acorde de Fa mayor, sólo que el Mi superior se conserva y se convierte en Fa únicamente al hacer las posturas. Es una afinación que sirve generalmente sólo para acompañar cuecas, no como las anteriores, que se usan para acompañar todo tipo de canciones.

POR PRIMA.— En esta afinación la segunda cuerda se sube en medio tono y se hacen las posturas oprimiendo siempre la cuerda prima. Se usa solamente para acompañar cuecas, y al tocar, la guitarra debe ser colocada en posición vertical.

La cantora de la provincia de Concepción canta con la cabeza inclinada y los ojos fijos en la postura de los dedos en el encordado.

En Chillán con la cabeza inclinada a los lados y con la vista clavada en el suelo. Violeta Parra, que es natural de esa ciudad, pudo comprobar más tarde que su curiosa manera de cantar, con la cabeza caída de costado y la vista fija en el suelo, no era una maña suya, sino un atavismo de su tierra.

Casi todas las cantoras de la provincia de Concepción tienen la voz alta y nasal; algunas, sin embargo, tienen voz gutural. Todas cantan arrastrando la voz de nota en nota, “glissando” los intervalos. Usan también el falsete, al que pasan quebrando la voz de un modo sumamente curioso y agradable.

LUIS GASTON SOUBLETTE
Con información proporcionada por Violeta Parra.

Contenido:

  1. Presentación y comentario inicial [Violeta Parra] (1:48)
  2. Cueca del balance (con Isabel Parra) [Popular chilena] (2:36)
  3. Adiós, que se va Segundo [Popular chilena] (1:31)
  4. Floreció el copihue rojo [Popular chilena] (1:37)
  5. Un viejo me pidió un beso [Popular chilena] (1:27)
  6. Cueca del organillo [Popular chilena] (1:25)
  7. Cuando estaba chiquillona [Popular chilena] (1:38)
  8. Una chiquilla en Arauco [Popular chilena] (1:43)
  9. Quisiera ser palomita [Popular chilena] (1:33)
  10. En el cuarto ‘e la Carmela [Popular chilena] (1:29)
  11. La Muerte se fue a bañar [Popular chilena] (1:36)
  12. De las piernas de un zancudo [Popular chilena] (1:27)
  13. Dame de tu pelo rubio [Popular chilena] (1:27)
  14. Comentario [Violeta Parra] (1:21)
  15. Yo vide llorar a un hombre [Popular chilena] (1:36)
  16. Tengo de hacer un retrato [Popular chilena] (1:43)
  17. Pañuelo blanco me diste [Popular chilena] (1:33)
  18. Cueca del payaso [Popular chilena] (1:54)
  19. La mariposa [Popular chilena] (1:45)
  20. Para qué me casaría [Popular chilena] (1:33)
  21. Cueca valseada [Popular chilena] (1:25)
  22. La niña que está bailando [Popular chilena] (1:44)
  23. Cueca de armónica [Popular chilena] (1:17)
  24. El ají ma’uro [Popular chilena] (1:42)
  25. En la cumbre de los Andes (con Isabel Parra) [Popular chilena] (1:38)
  26. Cueca larga de los Meneses (segundo pie) [Nicanor Parra – Violeta Parra] (3:42)
  27. Palabras finales [Violeta Parra] (0:49)

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